Menu

@anaprieto

Mil y un modos de no escribir

Hace pocos días Pedro Mairal contó en una entrevista que para escribir La uruguaya, su última novela, había tenido que desactivar el wifi y combatir a la “mafia interna” que lo conminaba a enchufarse para encontrar o confirmar tal o cual dato en Internet. Contra los don corleones de la conectividad, el autor utilizó la primitiva técnica del papel y lápiz y fue anotando a un costado todas las inquietudes que pedían ser resueltas ipso facto, decidido a ocuparse de ellas más tarde, cuando la novela no necesitara ya de toda su atención.

El escritor de Chicago Jonathan Franzen contó hace un tiempo que trabaja en una oficina despojada de distracciones (a excepción, quizás, de una cafetera), y que usa una Dell portátil y obsoleta a la que le borró los juegos que venían por default, como el Solitario y el Buscaminas. A modo de un doctor Frankenstein de la cibernética, procedió no solo a quitarle a la máquina la tarjeta incorporada para conexiones inalámbricas, sino que bloqueó de forma permanente su puerto Ethernet conectándole el cable correspondiente con pegamento extrafuerte y luego “serruchándole la cabecita”.

Pero las distracciones no son solo digitales ni una novedad de los tiempos que vivimos. Se dice que Sidonie-Gabrielle Colette dilataba la página en blanco aplicándose día tras día a sacarle pulgas a su bulldog Souci. Victor Hugo, al parecer, escribía nada más que con un chal encima y guardaba su ropa formal lejos y bajo llave para que no le fuese tan fácil dejar de trabajar y escapar calle abajo. Para cumplir con un contrato con Viking, Dorothy Parker creyó que era buena idea huir de las diversiones de Nueva York instalándose en la noctámbula París de los años 30. Y por estos días Claudia Piñeiro, autora de Las viudas de los jueves, aplica una técnica de aires decimonónicos para eludir el mundo de afuera: “Me quedo trabajando hasta el mediodía en mi cuarto. Me levanto temprano pero en lugar de aparecer en la casa me llevo el café sin que nadie lo note y sigo allí como si no me hubiera despertado”, cuenta.

Douglas Adams, autor de la Guía del autoestopista galáctico y de la saga detectivesca Dirk Gently, elevó la procrastinación a una forma de arte. Cuando él mismo no exigía a sus editores que lo atormentaran con suficientes llamados como para que se le hiciera más insufrible no entregar sus novelas que seguirlas postergando, eran los editores los que lo enviaban lejos de las distracciones de Londres, no siempre con éxito. “Me encantan los plazos de entrega”, dijo una vez Adams. “Me encanta el sonido sibilante que hacen cuando pasan de largo”. Cuando murió repentinamente en 2001, hacía 10 años que estaba trabajando en un libro del que no pudo mostrar ni un borrador.

Es poco probable que a Douglas Adams lo ayudara la técnica empleada por Zadie Smith, que escribió su novela NW gracias a dos aplicaciones que tienen los ominosos nombres de Freedom (“Libertad”) y SelfControl (“Autocontrol”). La primera bloquea el acceso a sitios web durante tiempos establecidos y se desactiva solo si se reinicia la máquina. La segunda, SelfControl, es más brutal ya que es indiferente al reinicio: si el autor bloqueó Twitter por siete horas, tendrá que esperar esas siete horas para poder chequearlo de nuevo.

Cada oficio debe tener su propia manera de ser postergado, pero la propensión a la demora que padecen quienes escriben es especialmente virulenta y, según ciertos estudios sobre la procrastinación creativa, tiene que ver más con el miedo al fracaso o a ser tildado de mediocre que con la “atención dividida” o irresistibles gadgets tecnológicos. Por lo demás, se trata de un padecimiento longevo: la “mafia interna” de la conectividad que Mairal intenta mantener a raya tiene mucho en común con las pulgas del bulldog de Colette y con los martinis parisinos que Dorothy Parker se preparaba antes de tomar la pluma. Cada uno escribe como puede.

Esta columna se completó gracias a la aplicación Procraster para iPad.

Publicada en Revista Ñ, marzo de 2017.

 

 

Go Back

Comments for this post have been disabled.